Qué asco de moral

Tómate un momento para reflexionar algo: ¿crees que te dan asco muchas cosas? El asco que sientes ante esas cosas, ¿suele ser intenso, o es más bien repelús? En serio, piensa en ello un minuto.

¿Vale? Bien. Al tajo.

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Uno de los campos de la neurociencia con mayor auge estos últimos años es la neurociencia social. Dentro de esta disciplina se engloba el estudio de, por ejemplo, cómo reacciona nuestro cerebro a las normas, qué áreas del cerebro participan en el reconocimiento de caras, la memoria social… Y la moral. Y cuando digo moral, me refiero a la moral, no a la ética. Para resumir, la moral surge de las normas, reglas y costumbres socioculturales dentro de las que una persona desarrolla su yo. La ética son las reflexiones acerca de esas normas, y los conceptos consecuentes, mediante los cuales se nos facilita a las personas la capacidad de realizar juicios sobre la conducta. La ética deriva de la moral, pero no son lo mismo, aún cuando se utilizan como sinónimos.

El asco es una de las 6 emociones básicas identificadas por Ekman (miedo, asco, tristeza, ira, alegría y sorpresa), y parece ser fija la mayoría de taxonomías que se manejan hoy en día. Sin embargo, también resulta una de las más apartadas de la investigación, en tanto que el volumen dedicado al asco en comparación con otras, es realmente pequeño. Pero, como en todo, se va avanzando.

Preguntaba lo del asco al principio porque, al parecer, varios investigadores han demostrado que la gente que tiene más facilidad para sentir asco, o cuyo asco es sentido como muy intenso, tienden a ser mucho más estrictos en la elaboración de juicios morales. Por ejemplo, se ha visto que la gente siente asco con más facilidad, tienden a ver «peor» el matrimonio homosexual y el aborto (artículo). En otros experimentos se vio que quienes veían una película controvertida en una habitación con olores desagradables, eran más duros en su juicio acerca de una persona que roba una cartera (artículo). También se ha demostrado que las personas que se lavan mucho las manos tienden a sentirse menos culpables por sus transgresiones morales (artículo).

El origen del asco es todavía un misterio en su mayor parte. Se cree que surge cuando la dieta de nuestros antepasados comenzó a incluir una mayor cantidad de carne. La carne es mucho más dañina que las verduras cuando se pudre, e incluso hoy en día la tendencia general es a reaccionar con más asco ante productos que provienen de animales que los que derivan de plantas. Sin embargo, debido a que el asco resultó tan efectivo en mantener alejada a la gente de comida en mal estado (así como de peligros de infección, por signos como el pus en otras personas), varios investigadores plantean que en tanto la sociedad se volvió más compleja, esta emoción comenzó a tener una función social. Parte por selección natural, parte por aprendizaje, el asco se volvió un mecanismo «disciplinario» gracias al cuál alejarnos de los comportamientos peligrosos. Comprender que la traición o la violación de un niño está mal, es una cosa, pero sentir asco al respecto es una forma de control social mucho más poderosa.

Cada vez más se está dando cuenta la comunidad científica y la gente en general que las emociones no sólo son importantes para nuestro [ironic_mode: on] estimadísimo raciocinio superior, ese que nos distingue del resto de mediocres seres que pueblan el planeta con nosotros [ironic_mode: off], sino que son necesarias para que estos procesos superiores tengan lugar. Se ha hablado mucho aquí sobre los sentimientos (¿Para qué sirve la culpa?), la resolución de problemas y la toma de decisiones (Damasio, marcadores somáticos, etc, etc.); del necesario componente físico (emocional) para que surjan, y cómo, sin este componente, la persona se encuentra totalmente coja (Neuronas espejo). También sobre su determinante papel en el mundo social (Emociones innatas). Pero el modelo de emociones morales tiene otra implicación radical, que afecta directamente a la concepción del mundo de la mayor parte de la gente. Si todo esto es cierto y la moral finalmente resulta derivar del asco, significa que la moral no es, tal y como Buda, San Agustín, y tantos otros proclamaron y proclaman, una forma de paliar nuestros apetitos animales, sino más bien todo lo contrario, es una derivación de la propia naturaleza animal.

5 comentarios en “Qué asco de moral

  1. Irakolvenik, Cruz: la verdad es que es bastante curioso. En el artículo sugieren asociaciones profundamente establecidas de origen cultural, como el enorme componente religioso que la asociación entre la pureza del cuerpo y la pureza moral tiene. Es más, al parecer, hay estudios que aseguran que el asco, tanto moral como emocional (si todavía podemos hacer distinción =b), no sólo presentan un patrón de respuesta facial y fisiológico igual, sino que la actividad de ciertas partes de las cortezas frontal y temporal se solapa.

    Indio: será por eso que muchos tienen tanto ego! XD

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  2. Mola Er, muy curioso! no he leido todavía las referencias, pero hay cosas que me han dejado con bastante intriga, como lo de lavarse las manos (como a irakolvenik por lo que leo). 😉

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  3. Genial, Er, como siempre. Cada vez nos damos más cuenta de que las emociones son tan necesarias como la razón para que funcionemos bien 🙂

    PD: ¿Cómo se entiende eso de que los que se lavan más las manos se sienten menos culpables?

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